El Center for Bits and Atoms (CBA) del Massachusetts Institute of Technology
(MIT) es un centro interdisciplinar en el que se investiga la relación entre las
ciencias físicas y la ciencia de la computación.
En 1998 su Director, Neil Gershenfeld, decide
impartir una clase llamada “How To Make (Almost) Anything”2, es
decir, “Como Hacer (Casi) Cualquier Cosa” inicialmente destinada a un pequeño grupo
de estudiantes relacionados con las líneas de investigación del CBA, en el que
se les enseñaría el funcionamiento de diversas herramientas sofisticadas que
utilizan chorros supersónicos de agua, láseres potentes o rayos microscópicos
de átomos .
Para su sorpresa más de cien
estudiantes de todo el MIT, desde artistas a ingenieros, se apuntaron a una
clase que estaba programada para solo para una decena de estudiantes del CBA.
Pero lo más sorprendente fueron los motivos por los cuales estos estudiantes querían
apuntarse. No les interesaba utilizar esos conocimientos para sus propias investigaciones o estudios, sino porque estaban motivados por
el deseo de hacer cosas que siempre habían querido, pero que no existían, como
por ejemplo:
·
Un reloj despertador con el que tienes que
pelearte para que se apague
·
Un navegador de internet para loros
·
Un espacio portátil para gritar
Por otro lado cada uno de estos
estudiantes fue capaz de hacer, en solitario, un producto funcional completo:
desde el diseño y construcción tanto físico (fabricación) como lógico del
producto (electrónica). Tareas que en un entorno industrial se
distribuirían entre varios equipos de personas (marketing, diseño, fabricación, ...).
Y por último también se
encontraron con el sorprendente proceso de aprendizaje que emergió del curso.
Cada vez que un estudiante aprendía a hacer algo sentía la necesidad de contárselo
al resto. A medida que los estudiantes necesitaban un conocimiento nuevo lo
aprendían de sus colegas y luego lo pasaban a otros. En vez de el tradicional
modelo de enseñanza que pivota sobre unos conocimientos que hay que impartir y
que imparte el profesor, la clase estaba utilizando un modelo de aprendizaje “justo
a tiempo” en el que participan activamente tanto el profesor como el alumno y
sus compañeros.
Tal y como Neil Gershenfeld relata
en su libro FAB,
esta fué su primera experiencia con la posibilidad de lo que denomina
fabricación personal y que aporta las anteriores reflexiones, que enumero:
· Las personas tenemos un interés innato en hacer cosas, en fabricar cosas, en
crear cosas. “We are makers”
dice Dale Dougherty.
· La
fabricación personal permite que se creen productos que no existirían de otra
manera. Es muy difícil pensar que un equipo de marketing o una corporación pueda
lanzar un producto como el internet para loros, pero con acceso a la fabricación
personal pueden ser los usuarios finales quienes inician el procesos o deciden
cuales son los productos a lanzar al mercado. Es un enfoque abajo –> arriba en
vez de arriba –> abajo
· También en materia de educación ilustra un enfoque abajo
–> arriba en el que el estudiante va adquiriendo conocimientos a medida
que los va necesitando y no, como el modelo tradicional, los aprende “por si
acaso un día los necesitas”.
Recomiendo el siguiente
video de Ken Robinson en
TED sobre el cambio de paradigmas en educación, para completar la exposición.
La acepción más común de
alfabetismo se limita a las habilidades de escritura y lectura que posee una
persona. Pero en realidad el concepto de alfabetismo es más amplio, como lo
define el propio informe PISA: “Capacidad de los alumnos para aplicar sus conocimientos y destrezas en áreas temáticas clave, y para analizar,
razonar y comunicarse de manera efectiva cuando plantean, resuelven e interpretan
problemas en situaciones variadas”3,4
De manera que, en cierta manera, los
estudiantes del curso pusieron de manifiesto un tipo de “alfabetización física”
y que la fabricación personal permite un nuevo tipo de bibliotecas, que corrigen
el error histórico de considerar la fabricación como un arte no liberal, como algo
únicamente necesario para ganar dinero y alejado del hecho cultural.
Pudiera parecer que se aboga por
un futuro que represente una vuelta (nostálgica) a las raíces de la revolución
industrial, antes de que el arte se separase de la artesanía y cuando no
existía la fabricación en masa. Pero no es el caso. El propósito que se
persigue al acercar estas herramientas de fabricación personal a la gente es
volver a poner el control de la creación de la tecnología en manos de los
usuarios, es poner al usuario en el foco, en el centro del proceso de creación
tecnológica y no relegarlo al papel de mero consumidor de tecnología.
Notas y referencias:
1El
contenido de éste post está basado en el capítulo “How to Make …” del libro FAB
de Neil Gershenfeld.
2Las
clases siguen impartiéndose, puede verse su temario aquí
3La
propia wikipedia (ver “Literacy”, en inglés) proporciona una acepción más
amplia que incluye la capacidad de comprender cualquier forma de comunicación
ya sea lenguaje corporal, fotos, video y sonido. También cualquier sistema
simbólico y, lo siento por los espartanos españoles que se justifican como “de
letras” para rehusar cualquier tipo de conocimiento matemático, los sistemas
numéricos.
4Incluso
la United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (UNESCO) define el alfabetismo como la capacidad para identificar,
comprender, interpretar, crear, comunicar y calcular, usando materiales
impresos y escritos asociados con contextos cambiantes. El alfabetismo implica
un continuum de aprendizaje en permitir a los individuos conseguir sus objetivos,
desarrollar su conocimiento y potencial y participar plenamente en su comunidad
y la sociedad.
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